Don Álvaro López


Este hombre, que en otra ocasión presentamos como artista barroco, es el mismo que fundará una tradición de músicos que gozan de la admiración y estimación de los cejeños, y que son conocidos popularmente como La Banda de Payuco.


Don Álvaro López se inició en la música de la mano del corista de la parroquia a principios del siglo XX. Incursionó en la ejecución de instrumentos de viento, especialmente el clarinete requinto, luego con los de cuerdas: guitarra, tiple, y hasta con sus artes de latonero llegó a construir un violín de lata.
Con amor y disciplina cultivó la práctica musical en sus hijos haciendo de los cuatro hombres: Marco Tulio, Jesús Onofre, Luis Felipe y Miguel Ángel, músicos que llevarán esta pasión a lo largo de todas sus vidas.



Su talento no tuvo más escuela que un conocimiento natural de la armonía y la melodía que le permitió el privilegio de crear piezas musicales de mucho sentimiento y grata recordación. En ritmo de pasillo, la graciosa melodía del "Jalalo" bautizado así por su esposa Ana María. "Otilia" fue otro pasillo que tomo el nombre de su hija y el porro "Miguel Ángel" de su hijo menor. La Banda de Payuco ha hecho famosa también una marcha caribe de título "Mi consuelo", el pasillo "El Chato" y la música fúnebre "Dolor de Dolores" que tanto conmueve en Viernes Santo.