
El segundo hijo le enseñó al tercero y al último a tocar el tiple, pero las exigencias del grupo lo forzaron a especializarse después como guitarrista marcante. He oído conceptos de especialistas, como Rufino Duque V., que lo califican como uno de los mejores guitarristas de Colombia, a pesar de que nunca supo donde está un do en el pentagrama. Por ahí anda, “muy tieso y muy majo”, colgado de una “Pilsen” al clima, “... aquí ‘sperando, hombre Alberto, qu’ialguno de aquellos (se refiere a “Candonga”, Joel Rivera o Pedro -“Bambuco”- Ramírez) me llame, p’a irnos a tocar cualquier cosita a mil pesos la hora p’a cada uno...”, dice.